CAPÍTULO 37
EL VINO CON AGUA DE SELTZ
Las mil precariedades de la larga posguerra
española no eliminaron el uso del vino en las comidas de mis compatriotas. Ni
el vino a otras horas en los bares o en las casas. Pero, eso sí, el vino no era
exactamente y en puridad vino sino vino bastante aguado. Tampoco eran
embotellados y de marca, con sus etiquetas y denominaciones de origen como en
la actualidad. Era siempre vino de barrica o sea de la casa. Todos recordamos
esos grandes barriles de madera, colocados en establecimientos y en el exterior
de ellos, con su grifo en la parte inferior. Era vino de mediocre calidad por
las mezclas que muchas veces sufrían y, sobre todo, por el agua que le servía
de fiel y eterna compañera. Aunque, según los sitios, bien conocidos por el
público, los había mejores, peores e intomables.
En la mayoría de los hogares hispanos se solía
ir a un establecimiento de venta de vinos, que podía ser una bodega o un bar,
provisto de una botella de vidrio de un litro, más o menos. Esta tarea recaía
con frecuencia en el chiquillo de la casa que a la orden de hala, pepito, coge la botella y vete a por
el vino salía a la carrera hacia el establecimiento próximo en el que hacia
esa compra. Allí el bodeguero o el tabernero, generalmente ante la presencia de
algún cliente y contertulio que empinaba el codo en directo, le llenaba la
botella abriendo el grifo de una de las barricas. El chaval regresaba a casa y entregaba la botella a su padre o a
su abuelo.
Una de las formas más populares de tomar el
vino en las comidas era mezclarlo con agua de seltz. En todas las casas había
un sifón con esta clase de líquido bebible. El sifón, del que se proveían
igualmente en el mismo establecimiento que el vino, era un recipiente de
cristal fuerte, normalmente algo coloreado, con un dispositivo en su parte
superior o cabeza que permitía, actuando sobre una especie de palanca tipo
gatillo, lanzar por una boquilla agua de seltz. Ésta, que tenía algo de gas y
salía con fuerza, se echaba sobre un vaso o sobre una jarra con vino
produciendo así una bebida algo espumosa y de sabor bastante agradable.
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