CAPÍTULO 23
LA MÚSICA DE NUESTRA JUVENTUD
El tema de la música
en todos esos años en los que se centra este libro, ha sido tratado muy
ampliamente por diversos autores. Existen muchos que desarrollan, extensamente
y muy bien documentados, las diversas etapas musicales en nuestro país de 1940
en adelante. Por ese motivo, en este capítulo no nos extenderemos más allá de
dar unas pinceladas sobre cómo y cuál fue la música de la infancia y juventud
de nuestra generación.
Bailando el bugui-bugui
Junto a esta música de
raíz netamente española, con mayoría de copla y flamenco, había otra más
melódica muy conocida. La que se bailaba en fiestas y verbenas o en los bailes
de barrio. Xavier Cugat y su orquesta era uno de los más famosos. Los Diamantes, Los Machucambos, Bonet de
San Pedro, Los Bocheros y, sobre todos ellos, el gran Antonio Machín. Machín con sus boleros marcó una senda
inextinguible en la canción romántica y melódica, bajo cuya música se forjaban
noviazgos y se prometían parejas su camino hacia el matrimonio. Toda una vida, Yo te diré, Angelitos negros,
Ya sé que tienes novio o Mira que eres linda son algunos exponentes de
aquellas canciones que saltaban de Antonio Machín al público y de éste a todos
los chiquillos del país que las oíamos mil veces a nuestros padres. De esos primeros
años de mi infancia son canciones como Solamente
una vez, Perfidia, Aquellos ojos verdes, Bajo el cielo de Palma, Bésame mucho,
La Malagueña, El tico-tico y Quiéreme mucho.
Al avanzar la década y
transcurrir la segunda mitad de los cuarenta, junto a los ya citados, fueron
surgiendo en el panorama música español otros artistas y canciones. Muchas de
ellas, de letra simple y pegadiza, se nos quedaban en la boca y las cantábamos.
Es el caso de Mi vaca lechera, Santa
Marta, Mi jaca, Francisco alegre, Santander, Tani, La raspa, Dos gardenias,
Madrecita y Mirando al mar, entre otras muchas. Seguían arrastrando el
entusiasmo del pueblo español los artistas antes citados, pero se añadían otros
como Lola Flores, Juanita Reina, Jorge
Sepúlveda, Pepe Blanco y Juanito Valderrama. Aunque era la música de
nuestros padres, las que les atraía, cantaban y bailaban, en cierto modo, fue
nuestro primer contacto con la música ligera.
En los años cincuenta, estábamos ya metidos de lleno en la infancia o en la adolescencia camino de la etapa juvenil. La música que se escuchaba y cantaba por España adelante era, entonces, netamente hispana. La copla y el flamenco estaban en primera línea, pero ya hacía su aparición, con fuerza, la canción mexicana. Triunfan otros cantantes que perduran desde la década anterior o lo harán hasta los sesenta. Entre los primeros, continúan en cartel Juanito Valderrama, Manolo Caracol, Pepe Blanco – Carmen Morell, Antonio Machín, la orquesta de Xavier Cugat, Antonio Molina, Los Panchos y otros muchos. Entre los que van surgiendo con fuerza podemos citar a Jorge Negrete y Miguel Aceves Mejía en las rancheras. Aparecen otras figuras triunfadoras en todos los escenarios. Entre éstas Luis Mariano, Lolita Garrido, la orquesta de Pérez Prado, Gloria Lasso. Canciones muy populares, cantadas por todas partes por nuestros padres y abuelos son, entre otras muchas, El emigrante, Luna lunera, Pena mora, Dos cruces, Lola la piconera, Doce cascabeles, Ay pena penita pena, El negro zumbón, Adiós a España, Me debes un beso, A lo loco, a lo loco, a lo loco, Cabeza hinchada, Soy minero, Me lo dijo Adela, Campanera, Si vas a Calatayud y Tengo una debilidad. En otro estilo, las mexicanas El jinete y México lindo y querido, Que viene el mambo, Malagueña, Piel canela, Quizás, quizás, quizás, Violetas imperiales, Camino verde, Siboney o Lisboa antigua. Y además, los tangos de Gardel están presentes en todos esos años.
Todas estas canciones
y todos los cantantes citados están ya en nuestros labios, de niños y jóvenes,
de forma habitual y permanente. En los balcones de las casas de la España seca,
en los patios de vecindad y por las calles, los españoles cantan esa música y
la escuchan en sus aparatos de radio. En las fiestas populares y en las salas
de baile esas canciones arrasan y triunfan. Al avanzar ya la década y enfocar
su tramo final, aparte de todas esas figuras de la música y de sus canciones,
surgen otras de gran éxito. Una de esas nuevas estrellas es Sara Montiel. Con El relicario y Fumando espero asombra y, en cierto modo, revuelve a
todo el país. No se habla de otra cosa por doquier. Pero en las listas de
éxito, la copla y el flamenco deja paso, a partir de 1957 a otros estilos
musicales. Es el momento en que la juventud comienza a hacer suya la música y a
distanciarse de la de sus padres. A partir de ese momento, con cierta rapidez
todo el panorama musical se transforma. Y mientras nuestros mayores continúan con
las canciones citadas anteriormente, los jóvenes miramos en otra dirección.
Ellos, los mayores, añaden a sus repertorios El reloj, Es mi hombre, La barca, El cordón de mi corpiño o El Cristo
de los faroles. Mientras los jóvenes escuchamos a Paul Anka, el Duo Dinámico, Los Cinco Latinos, Nat King Kole, José Luis
y su guitarra, los TNT, Mina. Y
canciones como Diana, Mariquilla, Soy un
extraño, Yo vendo unos ojos negros, Pequeña flor, Como antes, Cachito, La
barca, Volare, Tintarella di luna, El rock de la cárcel o Patricia están
entre nuestras favoritas.
La llegada de los
sesenta marca ya un cambio total. Los chicos de mi generación alcanzamos la
veintena de años en esa década. Estamos en plena juventud. La ruptura
generacional ya se ha producido y la diferencia en las formas de vida y
costumbres entre padres e hijos es ya mayor que nunca. El tiempo ya va más
deprisa, se ha acelerado y las innovaciones técnicas ayudan. Las modas cambian
por completo en el vestir. También en los gustos musicales. A la mayoría de
nuestros padres les desagrada la música que oímos y cantamos. Los tocadiscos y
los transistores nos acompañan a la mayoría. Aparecen grupos musicales que se
imponen, con frecuencia, en nuestros gustos a las clásicas orquestas y
solistas. Es otra época. Son los sesenta.
Lógicamente, al ser la
década de mi juventud, la lista de cantantes, grupos y canciones que me
gustaban y que recuerdo es muy extensa. Pero me limitaré a unos ejemplos tan
sólo, suficientemente ilustrativos por su generalidad. En la primera mitad de
los sesenta los cantantes de más éxito eran, entre otros, Paul Anka, Jimmy Fontana, Elvis Presley, Gilbert Becaud, Duo Dinámico,
Marisol, Connie Francis, José Guardiola, François Hardy, Sylvie Bartan, Johnny
Holliday, Charles Aznavour, Rita Pavone, Adriano Celentano, Luis Aguilé,
Alberto Cortez y Gigliola Cinquetti.
Pero es la época de
irrupción de grupos y conjuntos musicales de todo tipo. Surgen con fuerza en
los guateques, boites, salas de baile
y fiestas populares. Entre otros muchos, recordamos a Los Cinco Latinos, Cliff Richard y los Shadows, Los Surfs, Los
Relámpagos, Micky y los Tonis, Los Pekenikes, Los Mustang, Los Sirex, The
Animals y sobre todo, muy por encima en popularidad mundial, los Beatles. Las actuaciones en directo
de todos estos conjuntos y sus canciones llenan nuestros días en esa década.
Así tarareamos o cantamos a pleno pulmón la letra de Diávolo, Eres diferente, Los niños del Pireo, It´s now or lever, Quince
años, Cuando calienta el sol, Et maintenant, Perdóname, Linda muchachita,
Quisiera ser, Moliendo café, Todos los chicos y chicas, Cuore, Dile, No tengo
edad, Cuando veo que todos se quieren, Tú serás mi baby, A hard days night,
Sapore di sale, Ahora te puedes marchar, La más bella del baile y Ma vie.
La segunda mitad de esta década prodigiosa de los sesenta, en la que la música juvenil explota en mil canciones por toda nuestra geografía, repetidas incesantemente por las emisoras de radio y los programas de televisión, nos dejó otra buena colección. Al igual que antes, resumiré al máximo las que recuerdo. En los cantantes, podemos añadir aquí a Karina, Petula Clark, Salvatore Adamo, Pino Donnaggio, Tom Jones, Raphael, Sanndie Shaw, Richard Anthony, Massiel, Palito Ortega, Juan Manuel Serrat, Miguel Rios, Julio Iglesias, Paty Bravo, Victor Manuel, Georgie Dann, y Mat Monro. Y entre los grupos y conjuntos musicales, que surgen continuamente, añadimos a los antes citados para la primera parte de la década a Los Brincos, The Rolling Stones, Los Bravos, Mamas&The Papas, The Monkees, Los Canarios, Los Pop Tops, Los Ángeles y los Fórmula V.
Las canciones más
populares, de las que recuerdo entre otras muchas, son: El mundo, La Yenka, Poupee de cire, poupee de son, Flamenco, La chica
ye-ye, Venecia sin ti, Help, Borracho, Mis manos en tu cintura, Yo que no vivo
sin ti, La escoba, Esos ojitos negros, Black is black, Aline, Yesterday, Capri
c´est fini, Un sorbito de champagne, Yelow submarine, Mejor, Michelle, Hilo de
seda, Monday Monday, El silencio, Lola, Tú me dijiste adiós, Marionetas en la cuerda,
Aranjuez mon amour, Los chicos con las chicas, La felicidad, La la la, Delilah,
Congratulations, Anduriña, Que tiempo tan feliz, La vida sigue igual, Romeo y
Julieta, Cuando salí de Cuba, Mañana mañana, María Isabel, Alguien cantó, Himno
a la alegría, Tu nombre, Era una linda flor, Un mechón de tu cabello, Quiero, Mis
manos en tu cintura, Cuéntame, Las Palmeras y Paxarinos.
Sin duda nos dejamos muchas canciones e intérpretes sin nombrar. No significa, en absoluto, que los considere de menor nivel, Simplemente se trata de que en esas relaciones, hechas sin orden alguno, han entrado aquellas que han venido a mi mente al escribir estas líneas entre las que eran más populares entonces. Respeto, por tanto, y pido disculpas a quienes tengan otros gustos musicales y recuerdos.
Finalmente, por
considerar el abanico temporal en el que se sitúa este libro, me referiré a la
década de los setenta. Se trata ya de un tiempo en el que hombres y mujeres de
mi generación estábamos plenamente insertados en el mundo laboral,
desarrollando nuestras profesiones u oficios. Igualmente, en su mayor parte,
estábamos ya casados o lo hicimos en esa década y tuvimos nuestros primeros
hijos. La mayoría, al terminar los setenta, superábamos ya los treinta años y
éramos padres de familia. Lógicamente, nuestro seguimiento del panorama musical
disminuyó considerablemente, por el cambio de hábitos y costumbres, así como la
escasez de tiempo libre. Pero nuestros tocadiscos seguían en casa, los discos
de vinilo y las primeras casettes estaban allí, la radio continuaba emitiendo
música y la televisión ofrecía bastantes programas de cantantes, grupos y
orquestas. Todo ello me permite, ahora, traer algunos de aquellos éxitos
musicales de los setenta.
En esta década
continuaban los éxitos de muchos de los enumerados en la anterior. Pero iban
apareciendo o subiendo en sus audiencias otros como Simón and Garfunkel, Andrés Dobarro, Nino Bravo, María Ostiz, Mari
Trini, Tony Ronald, Peret, Pop Tops, Andy Williams, Camilo Sesto, Jeanette,
Demis Roussos, John Lennon, Paul Mc Cartney, Micky, Mocedades, Roberto Carlos,
Elton John, Manolo Escobar, Abba, Danny Daniel, Sergio y Estíbaliz, Boney M,
Pablo Abraira, Rafaella Carrá, Bee Gees, Rocío Durcal, Rod Stewart, José Luis
Perales y los Pecos.
Y entre una multitud
de canciones inolvidables para toda mi generación, podemos recordar ahora: Gwendolyne, Te quiero te quiero, Na veiriña
do mar, El vals de las mariposas, Algo de mí, Yo no soy esa, Soy rebelde,
Mediterráneo, El chico de la armónica, América América, Eva María, Eres tú,
Soledad, My love, Waterloo, Por el amor de una mujer, Bandolero, Daddy cool,
Fiesta, Sólo tú, Chiquitita y Me llamas.
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